EL ALMA DE UNA CIUDAD

El alma de una ciudad
Se cerró el siglo XX con más gente por cuadra
que cuando comenzó. Sin embargo, hay menos
gente en las veredas.

TEXTO: ROSA ROSKIN.
La dirección de Buenos Aires Antiguo agradece a la Sra. Rosa Roskin
su amabilidad al enviarnos la presente nota.

CADA UNO FORMABA SU PEQUEÑO MUNDO, CON IDENTIDADES Y LEALTADES.  AHORA, LOS SUPERMERCADOS Y LAS AUTOPISTAS MODIFICAN LA RELACIÓN ENTRE LA GENTE Y SU BARRIO.

El apetito voraz de los supermercados y autopistas parece haber deglutido al carro del verdulero que vendía «ciruelas a 40 ctvs. el ciento» en parque Chas, en la década del treinta. Tampoco pasan los lecheros por boedo. En Buenos Aires, los almaceneros que perduran ya no dan yapa de aceitunas ni venden fiado.

La vecindad en cien años de historia cambio de signo. Para JAMES SCOBIE, autor de Buenos Aires del centro a los barrios, la palabra barrio nunca se definió con exactitud, aunque éste haya sido parte integral de la formación de la ciudad. El urbanista MARIO SABUGO, lo explica primero como una «institución» y, en segundo lugar como «un territorio». Lo cierto que esta organización comunitaria, aporto identidades y lealtades a Buenos Aires, desde los pequeños mundos de sus vecindarios. La vida tenia los limites del barrio. Era casi imposible vivir a mas de 2 cuadras del almacén, donde se buscaban créditos y consejos, además de comidas. El trabajo tampoco se colaba mas allá.

Un vecino de la Boca – nacido en 1902- contó en los cuadernos de historia de Buenos Aires, recopilados por el instituto histórico de la ciudad, que su padre trabajaba en su casa: era barbero » saca muelas», desde los 5 años, él ayudaba cepillando espaldas de los clientes, a cambio de cobres de 1 centavo. En 1904 el censo municipal indicaba que Buenos Aires tenia 950.891 habitantes, algo menos de 1/3 de lo que tiene hoy. Pero los vecindarios – de 30 casas a 500 personas – se respiraban aires de pueblo, eso sí: todo quedaba puertas afuera de la casa. El tránsito humano congestionaba las veredas.

Los Barrios Porteños fueron definiendo una Cultura Propia hasta Mediados de Siglo

ROBERTO ARLT retrata en sus aguafuertes porteñas a las calles de VILLA CRESPO » pasa las fabriqueras, pantaloneras, chalequeras, alpargateras, gorreras, tejedoras, cosedoras. Desfile humano interminable.»

MARGARITA GUTMAN Y JORGE ENRIQUE HARDOY, cuentan en su libro Buenos Aires, historia urbana del área metropolitana, que a comienzos del siglo los terrenos del sur y sur oeste eran los menos poblados.

Según SCOBIE, la importancia psicológica, social y económica del barrio llega al limite en 1910: desde entonces la ciudad absorbió al barrio. Con el pasaje del tranvía a 10 ctvos. El hombre salió del barrio en busca de mejores trabajos.

Según GUTMAN Y HARDOY, los barrios conformaron una cultura propia hasta los años 50: con sus casas «chorizo», casas » cajón» (más compactas y sin patio) y negocios en las esquinas, salvo Palermo Chico y Parque Chas, todos los Barrios se formaron con trazado de dameros. La construcción en altura comenzó en los años 30. Luego del 50 se construyó bajo el régimen de propiedad horizontal, en Flores en 1947, había 150 mil personas, frente a las 25 mil que había en 1904. En los años 60 y 70 se densificaron barrios de alto poder adquisitivo, como Barrio Norte y Belgrano, en los últimos 20 años hubo muchas migraciones de barrios: Tribunales perdió al 38 % de sus habitantes, mientras villa Lugano ganó 40 mil vecinos más. Con mas o menos gente, en los barrios de hoy el intercambio entre vecinos es más escueto. Tal vez, como dice el antropólogo Francés MARC AUGÉ, sólo comparten «no lugares»: sitios de paso, marcados por la ausencia de relación, donde la cajera del supermercado imprime un tiket, que no incluye yapas ni fiados.

DOS EJES:
Belgrano, al igual que Flores, estaba separado de la Capital Federal, en el siglo pasado, recién en 1887, se resolvió anexar esas zonas (donde ya vivían 25.000 personas) a la ciudad. En Belgrano no había conventillos y sí un crecimiento muy rápido. Desde 1904 quedo oficialmente como la circunscripción 16.
En Flores se habían instalado Porteños de Clase alta, después de las epidemias de cólera (1870) y fiebre amarilla (1871). Desde principios de este siglo, obreros y empleados también lo adoptaron como el barrio preferido para construir sus casas. Fue un barrio precursor en la instalación de agua corriente, cloacas, alumbrado eléctrico y pavimento. También el primero en recibir al tranvía.