CUANDO NACÍA EL SIGLO XX

Cuando nacía el siglo XX
Está por comenzar un nuevo siglo, un nuevo milenio, invito a los lectores de estas anotaciones a repasar a vuelo de pájaro, algo de lo que ocurría en nuestra ciudad en los albores del 1900.

FUENTE: Anotaciones para la pequeña historia de Buenos Aires, por el Prof. Jorge Ochoa de Eguileor publicada en la revista Gestión de Consorcios.

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Está por comenzar un nuevo siglo, un nuevo milenio. Invito a los lectores de estas «anotaciones» a repasar, a vuelo de pájaro, algo de lo que ocurría en nuestra ciudad en los albores del 1900. Desde principio de la década del 80 del siglo pasado, la ciudad de Buenos Aires comenzó su carrera en pos de convertirse en una gran metrópoli, pensando seguramente en el siglo que se acercaba: ¡El siglo XX! Hasta entonces, nuestros abuelos caminaban, comían, leían, vivían a la luz de las velas, de la iluminación por gas y los «quinqué» alimentados a kerosene. Todo era una semi penumbra que apenas les permitía ver a pocos metros de sus ojos. Con el aprovechamiento masivo de la energía eléctrica nacía un nuevo mundo. Esto ocurría a la par del nacimiento del nuevo siglo .

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El viejo tranvía a caballo, que apareciera pasada la mitad del siglo XIX, cedía paso al suntuoso «tranway» eléctrico, en abril de 1897. Con él se acortaron las distancias y se ampliaron los caminos por los que crecería la ciudad. Los espacios que se encontraban entre las tres grandes líneas ferroviarias (del norte, del oeste y del sur) se irían llenando de trazados tranviarios que multiplicarían los nuevos núcleos de población, dando naci miento a los actuales cuarenta y siete barrios porteños. Para principios de siglo, el 10% de la población de la ciudad vivía en el centro, mientras que el 90% lo hacía en los nuevos barrios .

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Si bien el teléfono que había sido implantado inicialmente por el ferrocarril, comenzó a instalarse comercialmente en el año 1881, con 500 abonados. Al iniciarse el siglo la ciudad ya contaba con más de 16.000 aparatos.

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Otro invento llegaba a Buenos Aires por el año 1900. La Casa Enrique Lapage de Bolívar 375 anunciaba haber recibido para su venta una buena cantidad de «gramo-phone» a cilindros, en los que se podía escuchar «…hasta la voz humana» .

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Lo que se convertiría en la gran revolución del siglo había hecho su primera aparición algunos años antes del 1900. En 1892, introducido por Dalmiro Varela Castex llegaba al país el primer automóvil «Benz», con capacidad para dos personas. Aquel «monstruo mecánico» que alteró la tranquilidad de la ciudad fue seguido rápidamente por muchos más que, con su circulación, cambiaron el aspecto de las calles. Cuentan los diarios de aquellos años que, en 1899, se vio paseando por Palermo dos damas, manejando una de ellas, un Peugeot, modelo de aquel mismo año. Los estudios de aquel momento acusaban la existencia, en el año 1906, de 446 vehículos con motores a explosión (340 particulares, 82 de alquiler y 24 camiones). Para reglamentar el tránsito ante esta novedosa invasión, se dictó una ordenanza que imponía no desplazarse «nunca a velocidades superiores a un caballo al trote». En noviembre de 1905, otra ordenanza limitaba la velocidad vehicular a los 14 kilómetros por hora .

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En 1906, en el Teatro Odeón de la calle Esmeralda, tuvo lugar la primera función de «biógrafo». En aquella función se proyectaron varias películas de muy breve duración, entre las cuales: «La coronación del Zar» y «Playas de baño».

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¡Y qué decir que aquellas novísimas experiencias aéreas! Desde la antigua Sociedad Sportiva (luego Campo Hípico Militar, y hoy Campo de Polo, frente al Hipódromo) se unió Buenos Aires con la República Oriental del Uruguay, cerca de Colonia del Sacramento, con el globo «El Pampero», en dos horas y cinco minutos. Fue el 25 de diciembre de 1907. Lamentablemente, aquel mismo globo desaparecería con sus tripulantes, Eduardo Newbery y el sargento Romero, en octubre de 1908. A pesar de llevar palomas mensajeras a bordo, para una eventualidad, jamás se supo de su paradero. El hermano de Eduardo, Jorge Newbery, con su globo «El Huracán», llegó a la localidad de Bagé, en Brasil, volando 541 kilómetros, lo que le significó obtener el récord sudamericano de distancia y duración (trece horas, a 3.000 metros de altura). En 1903 se había llevado a cabo en los Estados Unidos de Norteamérica el primer vuelo en avión, a cargo de los hermanos Wright. En 1910, llegan a Buenos Aires el italiano Ricardo Ponzelli y el francés Henri Brégi, con sus máquinas voladoras. La primera demostración oficial la llevó a cabo Ponzelli, desde Campo de Mayo, en febrero de 1910. Sólo logró elevarse a 10 metros en una distancia de unos doscientos metros: una fuerte ráfaga de viento le hizo forzar un aterrizaje de emergencia que, por suerte, no tuvo consecuencias ni para él ni para el público. Una semana después, Brégi despegó desde el hipódromo de Longshamps, ante más de dos mil espectadores. El francés tuvo más suerte que Ponzelli, su aeroplano se elevó a 60 metros y recorrió 7 kilómetros alrededor del hipódromo, durante 8 minutos y 45 segundos, a una velocidad de 40 kilómetros por hora. Este fue considerado el primer vuelo realizado en Argentina con un aparato más pesado que el aire .

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En los primeros años del siglo nacen los dos clubes de fútbol que, con el tiempo, se convertirían en los ídolos máximos de las hinchadas porteñas y, por qué no decirlo, de las hinchadas de todo el país. El 25 de mayo de 1901, nace River Plate; el 3 de abril de 1905, Boca Juniors, ambos en el barrio de La Boca.

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Nos queda por hablar nada menos que del tango que con «El entrerriano» de Rosendo Mendizábal ve la luz en 1897. Siguen «El choclo» de Villordo, en 1898, y «La morocha» de Saborido, en 1905. La ciudad se inunda con esta nueva modalidad musical, bailada primero y luego cantada, que con el tiempo llegó a contagiar con sus melodías a gran parte del mundo.

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Si bien hubo experimentos anteriores, (desde 1904), la verdadera iniciación de la actividad radial tuvo lugar el 27 de agosto de 1920, desde el Teatro Coliseo. Desde aquella sala se transmitió «Farsifal», para un reducido número de propietarios de apara tos de radio «a galena». Fueron responsables de esta transmisión un pequeño grupo de jóvenes porteños amantes de las novedades técnicas. Vale la pena nombrarlos: Miguel Mujica, César Guarrico y la dupla de Luis y Enrique T. Susini, a quienes tuve el honor de conocer de joven.

Podría contar un sinfín de otras novedades de principios de este siglo que despedimos, pero el espacio me limita. Sólo querría destacar que en este siglo se ha desarrollado más del ochenta por ciento del conocimiento humano referido a la faz técnica. No podemos negar que, sin el transistor y sin el micro chip, no hubiéramos podido llegar a la Luna, ni hubiéramos alcanzado este magnífico desarrollo de los medios de comunicación que hace posible una más efectiva y profunda relación entre los hombres.

Bibliografía: Colecciones de los diarios: La Prensa, La Nación, Noticias Gráficas, La Razón, Crítica; las revistas Caras y Caretos y P.B.T; Buenos Aires Cuatro Siglos, de Ricardo L. Molinari; Tradiciones y Recuerdos de Buenos Aires, de Manuel Bilbao; fichas especializadas del autor.